domingo, 21 de diciembre de 2008

c i u d a d

Quería escribir un post más objetivo, pero he aquí el resultado.



Tomas un camión destartalado. El conductor al recibirte el dinero ni si quiera te ve a los ojos. Acaparas un asiento en la mitad del monstruo de acero, lo haces así porque has meditado cinco segundos antes que de está manera no habrá contacto visual con los otros siete pasajeros. Te colocas cerca de la ventana y para evitar a cualquier otro ser humano cerca de ti pones la mochila al lado. Traes puestos los audífonos y escuchas una rola resultado de un clickaso en la función aleatoria de tú ipod Gonna quit my job and move to New York, 'Cause somebody told me that's where dreamers should go (8). La ruta es la misma de todos los días: las calles, las casas, las personas pasando, los carros haciendo sonar su bocina con desesperación - ¡Wey, ya está el siga!- etcétera. Hace un frío terrible. Tratas de calentarte las manos frotándolas entre si, te arrepientes de no haber traído unos guantes.

Hoy, como casi todas las mañanas, te has preguntado cómo sería vivir en otro lado - Un lugar más cálido no sería lo más ideal- aseveras mientras recuerdas esa semana que fuiste a Guadalajara- Calosito rico y muchas bandas independientes – pensaste.
La verdad es que el contexto en el que habías crecido los últimos veinte años no me dejó adaptarte. Huiste en definitiva después de que un día enfrente de la catedral quisiste ponerte a leer pero fuiste interrumpida por un chico que trató de ligarte sólo para venderte artefactosinutilidad.

“Dijiste: "Iré a otra ciudad, iré a otro mar.Otra ciudad ha de hallarse mejor que ésta.Todo esfuerzo mío es una condena escrita;y está mi corazón - como un cadáver - sepultado.Mi espíritu hasta cuándo permanecerá en este marasmo.

Donde mis ojos vuelva, donde quiera que mire oscuras ruinas de mi
vida veo aquí,donde tantos años pasé y destruí y perdí.”

Cavafis


Llegas entonces a CU. Revisas tú reloj y te das cuenta que milagrosamente has llegado media hora temprano. Decides subir hasta la cabeza. Dejar el la tierra atrás y observar desde lejos ese misterio irrevelable te hará sentir mejor.
El viento hélido juega con tu cabello y hojarasca suena genial al contacto con tus pies -¡Crrraagg! ¡Grruuugg! – te responde animada.

La escalinata se ve interminable pero aun así decides caminarla. LópezMateos te saluda con severidad. Siempre te ha dado miedo el monumental rostro de piedra; pero no importa.

Es tan temprano que aun no hay nadie más que tú. Siempre te ha gustado reconocer lugares desde lo lejos y observar gente chiquita.

Respiras profundo y aceptas que naciste fría y arrinconada, pero aun así eso te gusta. Sabes que estás determinada, pero siempre tendrás la opción de huir y regresar y huir y regresar…





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