jueves, 25 de febrero de 2010

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No sé por qué pero mañana es viernes. No lo perciben mis ojos y los recuerdos se niegan a aceptarlo.

Ya lo he dicho – Se me escurren las horas de entre las manos – Sobre todo si les hacen falta tus dedos para estrecharlas con fuerza.

Porque nuestros huesos que encajan hacen barrera, detienen el fluir acompasado. Somos participes del tiempo infinito. La mezcla exacta de viseras y almas que en fugaz eternidad se besan al vacío.